Montar un armario empotrado es una de las mejores opciones para aprovechar todo el espacio disponible en una vivienda. Este tipo de muebles tienen muchas utilidades porque son espacios de almacenaje muy amplios. Hoy en TuboPlástica te damos una serie de consejos que puedes seguir para fabricar tú mismo este tipo de mueble.
¿Qué necesito para montar un armario empotrado?
Antes de comenzar a realizar ningún montaje, debemos reunir todas las herramientas necesarias que vamos a necesitar para realizar uno de estos muebles. Es aconsejable que también emplees una caja que te permita tener todo organizado.
Deberás contar con una serie de herramientas imprescindibles:
- Sierra para metales.
- Sierra de vaivén.
- Sierra para madera.
- Taladro eléctrico.
- Destornillador de punta intercambiable.
Para poder obtener las medidas de forma exacta, necesitarás una cinta métrica, un nivel y un rotulador con el que poder trazar todas las líneas. Es recomendable contar con un punzón que facilite la colocación de los tornillos en la madera.
Cuando tengas todas estas herramientas, podrás empezar a montar el mueble.
Pasos a seguir para montar un armario empotrado
En primer lugar, deberás escoger las maderas que necesitarás para el armario. Podemos encontrar cualquier tipo de madera en el mercado, tanto pintada como fabricada en el material determinado. Si no encuentras la medida que necesitas, puedes elegir las que más se aproximen para que el trabajo te resulte más fácil.
Cuando sepas el tipo de diseño que quieres, traza los dibujos y toma las medidas exactas. Después, lija una a una todas las piezas para que el acabado sea perfecto. Puedes aplicar también barniz para que se conserve mejor con el tiempo.
Tras aplicar el barniz, es importante dejar que la madera se seque durante un día completo. Una vez terminado el plazo, puedes colocar el revestimiento de las puertas. Deberás fijar las piezas que estén sujetas a la pared. Emplea el taladro eléctrico para que quede inmóvil. Para que la broca no resbale y que te cueste menos hacer los agujeros, realiza una pequeña muesca.
Ahora es el momento de colocar los rieles. Emplea la sierra para metales para darles la longitud que necesitas y atorníllalos tanto al suelo como a la parte superior de la estructura.
Cuando finalices este paso, tendrás que empezar con las puertas. Coloca un asa o pomo en cada una tanto si son correderas como extensibles. Puedes usar también el punzón para realizar muescas.
Beneficios e inconvenientes de los armarios empotrados
Como hemos mencionado antes, el armario empotrado es una de las mejores opciones para aprovechar el espacio en una vivienda. Entre sus ventajas encontramos las siguientes:
- Su capacidad de almacenaje es mayor que los armarios convencionales.
- La sensación de orden es mayor.
- No se desaprovechan huecos o rincones.
- Son más limpios porque no hay huecos entre el armario y la pared.
- La organización interior puede realizarse según tus necesidades.
- Son fáciles de combinar con todo tipo de muebles.
- Suelen durar más que los armarios convencionales.
Aunque la principal desventaja es que no se pueden mover, por lo que es necesario planificar muy bien el espacio al que irán destinados dentro de la vivienda.
Otros aspectos a tener en cuenta
Es esencial pensar el uso que se le va a dar a este mueble y en función de ello escoger el diseño. Además, el tipo de puerta también será un aspecto importante que debes pensar.
Las puertas correderas necesitan un fondo de 10 cm para colocar las guías y, además, ahorran el espacio. Por otro lado, las abatibles son más económicas que las correderas, aunque deben tener 60 cm de ancho y 250 de alto. Deja el espacio suficiente para poder abrirlas. Por último, las plegables necesitarán una guía superior e inferior para poder plegarlas.
Claves para elegir la madera de tu armario
Si quieres adquirir una madera que no se deforme con las presiones y los golpes o a la que no se le marquen los rasguños, debes escoger una que dure. Para ello, deberás decantarte por las maderas duras, aunque su coste sea mayor que la de una blanda.
Aunque si esta madera no va a estar expuesta a los agentes climatológicos como la lluvia o el sol ni la vas a poner en lugares donde pueda abollarse, puedes decantarte por una madera un poco más blanda y, por tanto, más barata.
Tanto el calor como la veta, la durabilidad y el fin para el que se empleará también serán factores importantes a tener en cuenta a la hora de elegirla.
Las maderas duras suelen provenir de árboles que tardan más años en desarrollarse mientras que las maderas blandas provienen de árboles de crecimiento más rápido.